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El primer síndrome de stendhal que recuerdo vivir fue en el Prado. Cuando entré en la sala chiquitilla donde tienen el Jardín de las Delicias. En ese momento no había nadie frente al tríptico, así que estuve a mis anchas para marearme frente a la inmensidad del jardín. Te entiendo, amiga ❤

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Las ganas que tengo de ir... <3

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